El verano que aprendimos a volar// Silvia Sancho
Asier es un enigma. Atractivo, irreverente y descarado, es profesor de tenis durante el verano en un camping de la sierra de Madrid. El sitio perfecto donde esconderse de una realidad que le ha dado la espalda en el pasado.
Lara llega al camping para trabajar de recepcionista, y ni se imagina la tormenta de aire caliente que se producirá en su interior cuando la brisa fresca, liviana y juguetona que rodea a Asier choque con ella… y desate un deseo adictivo entre ambos.
Asier y Lara empezarán a volar juntos, sin alas y sin detenerse a pensar que pasará cuando finalice la temporada estival del camping. Pero no podrán contener el deseo de que perdure lo que parece destinado a acabar con el fin del verano.
¿Serán capaces de ganar el pulso a todos los obstáculos que se interponen en su camino y que parecen indicar que lo suyo no será más que un amor de verano?
Ediciones Pàmies | Phoebe | 346 páginas | 978-84-16970-32-2
La primera vez que vi la portada me enamoré, es de esas portadas que hacen suspirar, que inspiran ternura y sueños. Y supongo que eso es lo que esperaba encontrarme entre sus páginas, una historia de amor tierna y dulce, llena de primeras veces. Y cual fue mi sorpresa cuando me encontré con eso y muchos más. El verano que aprendimos a volar está lleno de risas, de miedos, de deseo, de picardia y erotismo, de reencontrase a uno mismo y de encontrarse por primera vez, de amistades locas, de verano, de conversaciones de doble sentido, de familia, de palabras que dicen poco y de besos que dicen mucho, pero sobretodo, de volar alto.
Es la primera vez que leo a Silvia y cabe decir que no dudaré en seguir con ella. Ha sido todo un gran descubrimiento, su estilo me ha encantado, es ágil, fresco y directo. Pero lo que de verdad me ha enamorado de su pluma es que ha sabido jugar a la perfección y combinar los momentos dulces y tiernos con los más subidos de tono y con los momentos de reflexión.
Es la primera vez que leo a Silvia y cabe decir que no dudaré en seguir con ella. Ha sido todo un gran descubrimiento, su estilo me ha encantado, es ágil, fresco y directo. Pero lo que de verdad me ha enamorado de su pluma es que ha sabido jugar a la perfección y combinar los momentos dulces y tiernos con los más subidos de tono y con los momentos de reflexión.
"-Me estas idealizando -me burlé, sin saber encajar de otra manera sus palabras.
- Te equivocas. Cada ve te veo más real. Más cerca...
- Terminará pasando, ¿verdad? -pregunté en un arranque, creo que producido por el miedo. Y las ganas de que pasara.
- Joder, Lara, eso espero."
El verano que aprendimos a volar está narrado en primera persona desde el punto de vista de Lara, aunque tenemos varios capítulos narrados por Asier me hubiese encantado leer alguno más. Con unos capítulos cortos que dan pie a no querer parar de leer, al mítico un capítulo más, luego otro, y así sin querer me vi a las cuatro de la mañana a 50 páginas del final.
La ambientación que nos encontramos y que Silvia nos ha descrito no podía ser más mágica, alejados de la civilización urbanita, nos adentramos en la sierra de Madrid, montañas, naturaleza, fiestas de pueblo, paseos y un verano por delante. Lo ideal para pasar esos tres meses de desconexión, respirando aire fresco y viviendo mil y una aventura.
Si tengo que ponerle un pero, es para el conflicto que se nos presenta en la relación. El que uno de los protagonistas tardara tanto en dar explicaciones haciendo que la expectativas de ese problema diera a entender que era realmente más grave de lo que es. Eso y la decisión que se toma, que a grandes rasgos la toma uno de ellos y aunque la otra parte acepte porque no tiene más remedio no la comparte. Eso me da mucha rabia... En vez de seguir luchando juntos...
Pero quitando este pequeño pero, esta historia no sería lo mismo sin Larita ni Asier. Ellos la han llenado de color, de risas, de miradas cómplices, de hablarse sin la necesidad de mover los labios, de malos entendidos, de celos...
Lara lleva viviendo 23 años sin vivir. Dedicada a sus estudios para conseguir el trabajo de sus sueños. Con una relación que no la llena ni de la que espera nada. Empieza a trabajar de recepcionista en el camping y en ese momento, en ese primer encuentro con Asier, ha sentido más sensaciones de las que ha tenido en su vida. Y gracias a Asier, se irá descubriendo a ella misma y empezará a volar y ha aspirar más. Un personaje que ha evolucionado a lo largo de toda la historia, a la que es imposible no cogerle cariño.
Asier es más de lo que aparenta a simple vista. Es imposible no enamorarse de él, ya sea por el físico como por su comportamiento. Es chulo y creído pero al mismo tierno y adorable. Y sobretodo es divertido, con su doble juego a veces es imposible tomártelo en serio. Se esconde detrás de un muro después de una situación que le ha llevado al borde y poco a poco Lara lo va sacando de el. Aunque tiene algunos momentos que a mi me ha enfadado un poco, no quita que te inspire quedarte con él.
Y junto a ellos, han volado también Natalie la que siempre tiene una sonrisa y vive su vida al día, disfrutando de los momentos y con más de un consejo que tener en cuenta. Y la familia de Lara, que la apoyan y la entienden sin apenas decir nada.
El verano que aprendimos a volar es una historia que he disfrutado muchísimo. En la que me he reído a carcajadas, me he enamorado y también he sufrido. Es una historia de crecimiento, de ser siempre tu misma y no cambiar. Una historia ideal para tener los pies en el suelo y al mismo tiempo volar muy alto.
"Asier se acercó, me quitó las manos de la boca y las acarició antes de colocarlas a ambos lados de mi cuerpo. Mi cara debía ser un poema, pero él no dejaba de sonreír. Me acarició también los brazos, las mejillas y el pelo. Recorrió mi cara con sus ojos y me besó. Como solo se besa cuando lo que se tiene que decir no alcanza, no rebasa la garganta, no suena."
Si tengo que ponerle un pero, es para el conflicto que se nos presenta en la relación. El que uno de los protagonistas tardara tanto en dar explicaciones haciendo que la expectativas de ese problema diera a entender que era realmente más grave de lo que es. Eso y la decisión que se toma, que a grandes rasgos la toma uno de ellos y aunque la otra parte acepte porque no tiene más remedio no la comparte. Eso me da mucha rabia... En vez de seguir luchando juntos...
Pero quitando este pequeño pero, esta historia no sería lo mismo sin Larita ni Asier. Ellos la han llenado de color, de risas, de miradas cómplices, de hablarse sin la necesidad de mover los labios, de malos entendidos, de celos...
Lara lleva viviendo 23 años sin vivir. Dedicada a sus estudios para conseguir el trabajo de sus sueños. Con una relación que no la llena ni de la que espera nada. Empieza a trabajar de recepcionista en el camping y en ese momento, en ese primer encuentro con Asier, ha sentido más sensaciones de las que ha tenido en su vida. Y gracias a Asier, se irá descubriendo a ella misma y empezará a volar y ha aspirar más. Un personaje que ha evolucionado a lo largo de toda la historia, a la que es imposible no cogerle cariño.
Asier es más de lo que aparenta a simple vista. Es imposible no enamorarse de él, ya sea por el físico como por su comportamiento. Es chulo y creído pero al mismo tierno y adorable. Y sobretodo es divertido, con su doble juego a veces es imposible tomártelo en serio. Se esconde detrás de un muro después de una situación que le ha llevado al borde y poco a poco Lara lo va sacando de el. Aunque tiene algunos momentos que a mi me ha enfadado un poco, no quita que te inspire quedarte con él.
Y junto a ellos, han volado también Natalie la que siempre tiene una sonrisa y vive su vida al día, disfrutando de los momentos y con más de un consejo que tener en cuenta. Y la familia de Lara, que la apoyan y la entienden sin apenas decir nada.
El verano que aprendimos a volar es una historia que he disfrutado muchísimo. En la que me he reído a carcajadas, me he enamorado y también he sufrido. Es una historia de crecimiento, de ser siempre tu misma y no cambiar. Una historia ideal para tener los pies en el suelo y al mismo tiempo volar muy alto.
"- ¿Y si quisiera que pasara?
- Ya sabes. Tú pides, yo vuelo.
- Quiero volar contigo."
¡Hola! A mí también me interesó esta historia desde el principio y por esa portada y ese título tan llamativo. Las frases así de bonitas son un reclamo jeje. Y me alegra que el contenido no defraude y muestre una buena historia de superación, y con buenos personajes tanto principales como secundario.
ResponderEliminar¡besos!
Esta historia me llama muchísimo la atención *-* Me parece perfecta para leer este verano y, por algunos aspectos de la trama, que sé que puedo disfrutarla mucho. Por lo mucho que lo has disfrutado y todo lo que he leído, parece ser una historia que vale realmente la pena ^-^
ResponderEliminar¡Besos!
Hola!!
ResponderEliminarDesde que lo vi en las novedades me llamo mucho la atención, espero leerlo pronto.
Gracias por la reseña.
Un saludo :)
Holaaaa
ResponderEliminarEs la primera vez que leo una reseña de este libro, si mal no recuerdo. Y aunque ya me había encontrado con su portada, nunca me había llamado la atención hasta ahora. Me lo anoto para conseguirlo si o si, porque creo que por estas fechas es una lectura que me sentaría muy bien.
Gracias por la reseña.
¡Besos!